31 de mayo de 2010

Por la boca muere el pez

Las declaraciones del presidente alemán, Horst Köhler, le obligaron a renunciar a su cargo. En una visita a las tropas en Afganistán, Köhler señaló que el despliegue de las tropas del ejército alemán en la guerra de Afganistán estaba motivada por intereses comerciales y no por razones de seguridad nacional. Con ello no sólo cuestionó los argumentos que se han entregado para justificar la presencia de las tropas de la OTAN sino que desnuda la verdadera razón de la llamada lucha antiterrorista.

"Un país de nuestro tamaño, con su orientación hacia el comercio exterior y por lo tanto también dependiente del comercio exterior, tiene que ser consciente de que cuando peligren sus intereses debido a una emergencia, el despliegue militar también es necesario para proteger dichos intereses", dijo Köhler. Hasta ese momento la explicación de la participación alemana en Afganistán tenía como argumento principal el proteger a Alemania de los grupos terroristas que podrían utilizar el territorio afgano como base si el país cae en la anarquía o bajo una teocracia islamista.

La gravedad de las declaraciones del hoy ex-presidente alemán se producen en medio de tensiones internacionales y en pleno desarrollo de una crisis económica en Europa que amenaza con prolongarse generando situaciones de inestabilidad política. La prolongada contracción de la economía mundial -desde la crisis iniciada enel 2007 en Estados Unidos y que impacta aún con fuerzas en Europa- que la disputa por unos mercados reducidos se acrecienta. Quizás ésta sea la razón de fondo que el ex-presidente alemán no hizo más que explicitar y transparentar.

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