24 de diciembre de 2010

Balances y balances

Como ya es costumbre a medida que se acerca fin de año todo el mundo comienza a hacer sus propios balances y recuentos.  El 2010 ha sido un año revelador.

Las tragedias vividas  nos han mostrado un Chile que la publicidad y la fanfarria oculta, pero no puede esconder por siempre. El terremoto, el desplome de una mina y el incendio de una cárcel nos muestran el país que estamos construyendo.

Pero no sólo las tragedias nos develan nuestro país. La huelgas de los trabajadores, incluso exigiendo que se les pague el sueldo mínimo o pidiendo un  insignificante 1,5% de reajuste nos señalan las paupérrimas condiciones en que encuentran cienos de miles de chilenos. Por contraste, un reciente ranking de utilidades de un grupo de empresas señala que estarían obteniendo como promedio un 50% más que el año pasado. Al compararlos con los reajustes salariales se visualiza con claridad la enorme brecha distributiva y la abismal desigualdad.

El 2010, el año en que se optó por celebrar el Bicentenario, ha sido prodigo en mostrarnos una realidad verdadera, dolorosa, insostenible. Un balance contradictorio y violento. El Chile de los trabajadores, los pobres, los que se esfuerzan cada día en trabajos precarios, por un lado. Y en el otro, el mundo de los millonarios, los ganadores, los poderosos.

Al finalizar el 2010, hay balances y balances.
 
Publicado en Dilemas
Diciembre 2010

14 de diciembre de 2010

OIT se reune en Santiago: empleo y negociación colectiva

“Las economías pueden ir mejor, pero mientras la gente no tenga empleos e ingresos suficientes, la recuperación no será real ni sostenible” afirmó hace pocos días, Juan Somavía,  Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Sus declaraciones, se conocen en la antesala de la 17ª Reunión Regional Americana de la OIT, que comenzó en Santiago de Chile el 14 de diciembre, con el objetivo de discutir sobre la situación del empleo en la región y sus perspectivas futuras.

Han transcurrido más de tres años desde el inicio de la crisis financiera global. Y los profundos costos sociales que generó no han tenido la consideración adecuada. Más aún, el lema gestado en los inicios de la crisis -que ésta no la paguen lo trabajadores- hoy tiene más vigencia que nunca. Basta para ello observar las políticas de ajuste que se aplican en Europa para darse cuenta de cómo las consecuencias de la crisis, efectivamente, la están pagando lo trabajadores.

Para  nadie es un misterio, que la crisis iniciada a mediados del 2007, ha pasado por diversas fases y momentos, y existe una opinión lapidaria. El mercado laboral está en una situación catastrófica –señaló, en su momento, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. Y agregó que en tres años la crisis  ha dejado 30 millones de cesantes.

Lo peor de todo, es que los altos indicadores de desempleo pueden seguir por largo tiempo aún. Principalmente porque la economía mundial enfrenta situaciones diferenciadas: las economías industrializadas viven procesos de lenta recuperación algunas, otras desaceleración o estancamiento. Los países emergentes como China e India enfrentan procesos de recuperación más rápida no exentos de riesgos. Y l os países latinoamericanos viven, lo que podríamos denominar un veranito de San Juan, en lo principal por los altos precios que alcanzan sus materias primas, pero que, al mismo tiempo, oscurece una realidad preocupante: la excesiva dependencia primario exportadora.

Es en este contexto, que las palabras de Somavía, señalando la necesidad de enfrentar el tema del desempleo y mejorar los ingresos adquiere mayor  importancia. La misma relevancia que asume la reunión Americana de la OIT que se realiza en Santiago y que debiera enfrentar como temas ineludibles: la precariedad laboral, las enormes desigualdades existentes en nuestros países, y la necesidad de fortalecer la capacidad de negociación de los trabajadores.

El caso chileno  refleja muy bien las aprehensiones respecto a la realidad laboral. Las autoridades gubernamentales aplauden los indicadores recientes: el desempleo habría bajado a 7,6% y los empleos creados en un año superarían los 300.000.  Ambas cifras, que en vez de celebrarse debieran analizarse. Así lo sostiene el economista e investigador de la Fundación SOL, Gonzalo Durán. Durán sostiene, que “cuando se analizan las cifras en detalle, se aprecia una profunda y creciente precariedad”.

Y, en una columna publicada en el semanario The Clinic, desmenuza las cifras. Afirma que, de los  más de 300.000 mil empleos, el 65 %, o sea, 200.000 “proviene de la autogeneración, es decir, son empleos independientes o llamados, por cuenta propia. Estamos hablando, dice Durán, “del vendedor de helados, del limpiabotas, del vendedor ambulante de periódicos, del señor del carrito de maní y del mote con huesillos”.

El trabajo por cuenta propia, señala Durán, es de baja calidad, no tiene un “anillo de protección laboral”: cotizaciones previsionales, seguro de cesantía,  salud ni licencias médicas  en caso de enfermedad. Para que seguir…

Ciertamente, el desempleo, la precariedad laboral, la  negociación colectiva y la libertad sindical tienen una estrecha relación. Las relaciones entre el capital y el trabajo son asimétricas e inequitativas y ello tiene directa relación con el carácter el poder fáctico que tienen los empresarios.

Para el encuentro regional de la OIT, en Santiago de Chile -que reúne a 35 países, con participación de sindicalistas, empresarios, representantes gubernamentales y expertos-  Víctor Báez Mosqueira, secretario general de la Confederación Sindical de los Trabajadores/as de las Américas (CSA), sostiene que el movimiento sindical de las Américas va a hacer hincapié en dos puntos específicos de la agenda de los trabajadores y las trabajadoras: la reivindicación de la libertad sindical, que está siendo negada en muchos países latinoamericanos, y la negociación colectiva de los contratos de trabajo.

Para Báez -según declara en el portal digital de la CUT- ambos puntos son imprescindibles, pues  “son conceptos incluidos en las Convenciones 87 y 98 de la OIT”. Además, afirma Báez son derechos directamente vinculados a la propia existencia del sindicalismo. “Exigimos la libertad de construir sindicatos por rama de actividad y también de conducir negociaciones colectivas por rama de actividad en todos los países de la región”, concluye.

Mientras se desarrolla la asamblea de la OIT en Chile, continúa la movilización de los funcionarios públicos por mejores reajuste y contra los despidos.  No hace mucho e movilizaron los trabajadores farmacéuticos, los mineros de Collahuasi, y otros.  Un clima social  y  laboral  no registrado en mucho tiempo.

11 de diciembre de 2010

Muertes en la cárcel

Más de ochenta muertos y una veintena de heridos dejan riña e incendio en la Cárcel de San Miguel. Una tragedia dirán muchos. Los que siempre piden “mano dura” o dicen “no a la puerta giratoria” lamentarán las muertes. Incluso, las autoridades y portadores de este discurso concurrirán a encontrarse con los heridos y sus familiares.

Un nuevo espectáculo “espectacular” será exhibido con todo su dramatismo. “Espectáculo” que no hace otra cosa que ritualizar y banalizar los hechos, sin que la sociedad se interrogue sobre las causas originarias del crimen y la delincuencia.

Las familias de las víctimas y las víctimas mismas, serán los protagonistas involuntarios y veremos sus sufrimientos hasta que los informativos hagan un corte y pasemos  otras informaciones.

En el olvido quedará pronto el drama que significa la muerte de decenas de presos hacinados en una cárcel, tal como se olvidó el informe de la  fiscal de la Corte Suprema, Mónica Maldonado, que sólo hace 15 meses, calificó como “inhumano, degradante y cruel” el  trato que reciben los presos en el sistema penitenciario chileno.

La fiscal Maldonado, señaló que en reiteradas oportunidades habían informado a las autoridades del Estado  “las deplorables condiciones de vida que se aprecian en los establecimientos penitenciarios del país… debido tanto al hacinamiento que se aprecia en los penales como a la falta de una política penitenciaria y acciones concretas que permitan la reinserción social de los individuos”.

Hacinamiento y  nula reinserción social, son realidades que establecen las cuestiones más urgentes de abordar, pero poco o nada se hace, pues la lógica que predomina en las elites dirigentes ha sido la “guerra” contra la delincuencia. Dado que es el discurso de la derecha contra la “mano blanda” el que se ha instalado como el único políticamente correcto.

Bastaría releer las proclamas de la mayoría de quienes fueron  candidatos presidenciales en la última elección, y en particular el del actual presidente, Sebastián Piñera, para encontrarse con frases como “encerraré a todos los delincuentes en la cárcel”, o “el sistema judicial es garantista de los delincuentes pero no de las víctimas” o incluso, pidiendo, cada vez más,  rebajar la edad en la ley de responsabilidad penal juvenil.

El discurso hegemónico en torno a la delincuencia y el temor a ella, además de otorgar dividendos políticos de corto alcance,  oculta una realidad: y es la responsabilidad  que tiene el modelo económico, político y social en la construcción y reproducción de la delincuencia y la marginación.

El único destino asignado a los marginados es la cárcel, la prisión. En  ese lugar, el preso deja de ser completamente humano, pues el discurso prevaleciente de “guerra” los desconsidera en tanto  ser humano, lo diferencia de los “seres normales” y los estigmatiza. Los presos, despojados de su humanidad son definidos como inferiores y con ello se han creado las condiciones para los castigos, la humillación, el hacinamiento y la absoluta carencia de políticas de reinserción social.

¿Por qué tuvo que morir en esta maldita cárcel se preguntarán los familiares de las víctimas? ¿Cuál es la respuesta?

Al asignárseles a los  marginados la cárcel como único lugar posible, “la sociedad” individualista no ve las profundas fracturas sociales, las enormes desigualdades  y los entramados de poder que las hacen posibles. Vista así las cosas, “la sociedad” puede expiar sus propias culpas e incluso se posibilita que pueda llegar ver, con cierto alivio la muerte de los marginados encarcelados. ¿Qué pensarán los sectores de altos ingresos de lo ocurrido?

Ciertamente que el tema de  delincuencia y la marginación tiene muchas aristas. Pero en lo esencial, ojalá la trágica muerte de los presos en la Cárcel de San Miguel sea un acicate que  permita terminar con la política del avestruz y en tanto país enrumbemos por el camino de las soluciones verdaderamente transformadoras.

Publicado en Dilemas

Diciembre 8 de 2010

2 de diciembre de 2010

Caras largas

“Me imagino que debe haber caras largas en el gobierno, no son buenas noticias sin lugar a dudas”, señaló Roberto Méndez, al entregar los resultados de la última encuesta en la cual Sebastián Piñera cae 13 puntos en su aprobación.

Para un gobierno que se guía por mediciones y tiene un especial aprecio a las encuestas, la caída debe ser una catástrofe. Los resultados hablan también de una baja en la credibilidad y en la confianza.

Pasado el veranito de San Juan, que significó la exitosa operación de rescate de los mineros, no cabe duda que  la ciudadanía, los diversos sectores sociales comienzan a valorar otros parámetros.

En especial, los referidos  su cotidianeidad.

Los resultados  de la encuesta se entregan a pocos días que desde el gobierno se anuncia que estamos en un ciclo virtuoso de la economía: crecimiento, aumento del consumo, disminución de la cesantía. Claro que todos los datos que se entregan se reducen a cifras y mediciones. Las autoridades gubernamentales ocultan los riesgos internacionales aún presentes  y son incapaces de descubrir la cotidianeidad que viven amplios sectores sociales.

Un ejemplo, que quizás permita graficar el distanciamiento con la vida diaria de la pobreza es lo ocurrido no hace mucho en el encuentro Enade. Un ministro con la pretensión de mostrar una cercanía con la pobreza, invitó al encuentro empresarial, y como sorpresa,  a un actor representando a un indigente.

Lo que pudiera ser considerado como un acontecimiento, demuestra que en las esferas gubernamentales sólo se relacionan con las representaciones, con las mediciones. Cosa muy distinta es encontrarse con la realidad dura y pura.

Quizás, algo de esto último refleje la encuesta. Las numerosas huelgas de trabajadores; el descontento de estudiantes y académicos y profesores; los despidos en la administración pública; los problemas de comunicación real con pobladores que concurren en masa a oficinas públicas desconfiando de las autoridades; la sensación mayoritaria respecto a la intromisión gubernamental en las elecciones del fútbol; y muchos otros hechos están señalando que diversos sectores sociales comienzan a recorrer por un carril distinto a la fanfarria, la cifras y los discursos.

Así y con razón, debe haber caras largas en el gobierno.