1 de junio de 2010

Rechazo mundial a la agresión israelí

Apenas se reiniciaba un proceso de negociaciones de paz para el Medio Oriente -negociaciones indirectas la llama la diplomacia actual- se produce una extraña y dramática coincidencia.

El ataque de Israel contra un convoy humanitario que transportaba ayuda a la franja de Gaza que se encuentra bloqueada por los israelitas, es un atentado a la incipiente nueva fase de negociaciones de paz. La campaña de ayuda humanitaria es la mayor desarrollada hasta ahora y está integrada por personas de 40 nacionalidades, entre los participantes figuraban 12 parlamentarios, dos de ellos de Alemania, y el resto de Noruega, Suecia, Bulgaria e Irlanda. Además de decenas de activistas humanitarios griegos, turcos, también españoles y una chilena.


El convoy humanitario había partido este fin de semana desde diversos puertos del Mediterráneo, con el objetivo de alcanzar Gaza, e introducir suministros médicos y educativos, y material de construcción. Según la Organización Cultura, Paz y Solidaridad, entre el cargamento figuraban 500 vehículos eléctricos para discapacitados, además de 100 casas prefabricadas.


Los israelitas, como justificación de su acción, ponen en duda el carácter humanitario que pudiera tener la campaña de solidaridad con el pueblo palestino y acusa a la La Organización no Gubernamental IHH (Humanitarian Relief Foundation) de estar detrás de la ayuda humanitaria y la acusa de tener vínculos con Hamas. Según el diario español El País, IHH es una ONG turca de inspiración islámica que tiene presencia en prácticamente todo el mundo musulmán y se centra en la ayuda económica, médica y social a víctimas de guerra y catástrofes naturales. Y agrega el diario español que la ONG es miembro consultivo del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas y es legal en todo el mundo excepto en Israel, donde sus actividades fueron prohibidas en el 2008.


Con el reciente ataque Israel ha firmado el certificado de defunción del inicial proceso de paz y deja en claro con ello que no quiere saber nada de eventuales acuerdos que le obligarían a hacer concesiones. Israel tiene claro que un proceso real de paz llevaría a que el Estado palestino pase por fin de la fase de las palabras y de los acuerdos declarativos a la fase de las realidades. Es, precisamente, lo que quiere evitar Tel Aviv, cuyo objetivo es claro: ganar tiempo, mientras la política de asentamientos en los territorios ocupados hace progresivamente inviable la creación de un Estado Palestino.


El bloqueo israelí a la población palestina de la Franja de Gaza no tiene justificación alguna. La población palestina eligió democráticamente a Hamas, y ello puede no gustarle a muchos en occidente.


Pero lo que está claro, es que el advenimiento de la paz y el necesario establecimiento de un estado Palestino exigen hoy presiones internacionales reales y la condena a Israel debe ser clara y contundente. Entretanto la comunidad internacional ha condenado la agresión, pero la condena no basta, hay que exigir el termino del bloqueo a la Franja de Gaza. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, es el responsable principal de lo ocurrido. De seguro, su política agresiva no cuenta con el apoyo y el respaldo de todo el pueblo israelí.

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