28 de septiembre de 2010

La historia se escribe todos los días

Los chilenos no conocemos plenamente a los mapuche. Hay que comenzar comprendiendo que son un pueblo. Ellos son poseedores de una cosmovisión, una cultura, una lengua. Y ese debiera ser el punto de partida para entender el actual conflicto.

Es un pueblo que ha sido engañado y violentado desde la llegada de los colonizadores españoles y después por el estado chileno. Esta realidad histórica hay que asumirla en toda su magnitud y es otro factor a considerar para asumir lo que hoy acontece.
Ya lo señaló un español que reconoció en ellos un pueblo altivo y belicoso. Al observar a los habitantes de estos territorios, Alonso de Ercilla y Zuñiga en su poema épico escribió "la gente que produce es tan granada, tan soberbia, gallarda y belicosa,  que no ha sido por rey jamás regida ni a extranjero dominio sometida".

En su obra, Ercilla, constata el afán liberador del pueblo mapuche y trasluce claramente, en su relato lo que podríamos definir como la leyenda negra de la conquista, cuando narra los suplicios y crueldad a que el pueblo ancestral fue sometido.

Hoy, ese pueblo plantea que es necesario parlamentar, conversar, dialogar con el Estado chileno, para resolver lo más inmediato: la huelga de hambre que comuneros mapuches llevan a cabo por casi ochenta días, y a través de la cual denuncian el trato discriminatorio del cual son objeto cuando son juzgados.

Luego, habrá que encontrar una solución justa a sus reclamos de tierras que le pertenecieron a sus antepasados y otras demandas ya históricas.
Y a propósito de tierras, el diario electrónico El Mostrador publica hoy, que Sebastián Piñera enfrenta su propio conflicto territorial, ya que las comunidades huilliche del sur del país exigen la restitución de tierras ancestrales que están dentro del parque Tantauco, de propiedad del jefe de Estado.

En 1826, según el diario, se firmó el tratado de Tantauco, que anexaba Chiloé a Chile y reconocía por parte de España los derechos de los huilliche sobre la isla. El tratado, como tantos acuerdos, fue desconocido por el Estado chileno.

Desde esa fecha y con el paso de los años porciones de tierra se empezaron a vender, y el ahora Presidente de Chile compró los terrenos donde se emplaza el parque Tantauco el año 2004. Dicha situación indignó no sólo a las comunidades por la adquisición del terreno, sino también por el nombre que usó.
El artículo señala que, Sebastián Piñera habría sido advertido de los problemas de reivindicación por el entonces obispo de Ancud, Juan Luis Ysern.. Según el obispo, en 2004 acudieron a conversar con los abogados de Piñera para darles a conocer la situación de los terrenos que había comprado y que incluían 91 mil hectáreas de tierras reivindicadas por los huilliche.

Después de la compra, Ysern explica a EL Mostrador, que en un almuerzo con el ahora Presidente, "me dijo que el tema de los huilliche era problema del Gobierno, no de él. Ahora que es Presidente no sé cómo lo estará planteando", agrega el Obispo

¿Qué ocurrirá más adelante? Dado que el cacique mayor de Chiloé, Armando Llaitureo, participó en la fallida mesa de diálogo del Cerro Ñielol, para poner sobre la mesa la restitución de las tierras.

La historia se escribe todos los días, aunque no siempre como poema.

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