9 de agosto de 2011

A grandes problemas grandes soluciones

Las movilizaciones de los estudiantes concitan un amplio y extenso apoyo a nivel nacional. Multitudinarias marchas, cacerolazos que se multiplican, huelgas de hambres en diversos recintos y actos culturales diversos han servido para demandar un cambio estructural al sistema educativo.

El gobierno no ha escuchado la profundidad de la exigencia social, que pone énfasis en la eliminación del lucro, la desmunicipalización de colegios y el predominio de la educación pública. Prefiere eludir los temas de fondo e intenta contener y dividir la protesta estudiantil sin detenerse en el incremento de la represión. El gobierno, a la hora de evaluar, tampoco considera  la voluntad, la decisión y la épica de los estudiantes que, tras más de dos meses de movilizaciones, asumen que éste es el momento de alcanzar tan nobles objetivos.

Más aún, la movilización estudiantil, ha canalizado la molestia y la indignación de vastos sectores sociales que cansados de promesas incumplidas, de abusos laborales cotidianos, de desigualdades sociales aberrantes, comienzan a hacer sentir su voz para realizar una democracia verdadera y real. Es éste sentir el que recorre las ciudades de nuestro país y que en lo inmediato se traduce en el  apoyo creciente a las demandas estudiantiles.

El gobierno y los representantes políticos se encuentran en una encrucijada. La solución de las demandas estudiantiles y al malestar social  requiere de procedimientos absolutamente nuevos. Inéditos. Plebiscito, asamblea constituyente, nueva constitución son todos caminos posibles y en cierto momento, ineludibles.

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