6 de febrero de 2010

Los que estaban siempre


“Al recibirlos hoy, el gobierno de Chile ha querido hacer público, en nombre de la nación, un claro mea culpa por la complicidad de las autoridades de aquellas épocas con estas expediciones infrahumanas, o por lo menos por la desidia o lenidad frente a tales abusos”. Las palabras de Michelle Bachelet, pronunciadas al momento de recibir en el aeropuerto de Santiago las osamentas de cinco aborígenes fueguinos resuenan en el aire.

Los restos llegaron en un avión desde Zurich, Suiza, acompañados por una comitiva que incluyó a representantes de las comunidades Yagán y Kawésqar de Magallanes, más los autores del documental Calafate, Zoológicos Humanos, que recupera la historia de esos hombres, mujeres y niños tras una investigación que hace posible el hallazgo de sus cuerpos en una universidad europea.

Tras obtener la autorización del Estado chileno, presidido por Domingo Santa María, once fueguinos fueron llevados a Europa, en julio de 1881, con fines “científicos” para y exhibirlos en zoológicos humanos. Fueron presentados como “antropófagos del fin del mundo”, se realizaron “instalaciones” para mostrarlos en París, Berlín y varias otras ciudades alemanas hasta llegar en febrero de 1882 a Zurich, Suiza. Los indígenas "viajeros" fueron paseados, inspeccionados, violados, mal alimentados y la mayoría fallecidos debido a estos tratos. A cinco de ellos pertenecen los cuerpos repatriados.

La complicidad de las autoridades de la época, y su desidia y lenidad con los abusos, son las palabras que resuenan. La responsabilidad del Estado y la sociedad chilena se hace clara. En palabras de uno de los realizadores de la investigación y el documental son clarificadoras: hubo una negligencia de los propios chilenos, autoridades de la época, preocupados más de congraciarse y agradar las intenciones de los empresarios europeos que cautelar la dignidad de su propio pueblo.

Más de cien años después, el Estado y la sociedad chilena mantiene una deuda pendiente con los pueblos originarios. Hay que mirar lo que ocurre hoy con los pueblos originarios, hay que escuchar sus demandas. Es hora de entregar mensajes a las generaciones actuales y futuras de cómo tenemos que mirarnos.

Chile debe construir su historia encontrándose con quienes estaban siempre. No sólo mirando a los que vinieron después. De no hacerlo continuarán las complicidades de las autoridades de esta época, y la desidia será responsabilidad de todos. Los mea culpa de nada valdrán.

enero 2010

Publicado en Dilemas

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