En Chile se inicia una fase decisiva en la campaña electoral. A menos de cincuenta días de su realización. Tanto los candidatos presidenciales como a parlamentarios buscarán consolidar sus adhesiones y captar la votación de los indecisos. Ojalá en la fase que se inicia se imponga el debate de ideas y programas y no la capacidad del dinero, las promesas fáciles y la ambigüedad política.
Urge que los chilenos realicemos un ejercicio reflexivo y ciudadano en torno a la marcha del país al momento de elegir. En el contexto latinoamericano actual, las elecciones no resuelven necesariamente todos los problemas de una sociedad, si plantean aquellos cruciales temas que señalan hacia donde una sociedad debiera caminar.
La crisis económica que ha afectado al mundo ha tenido consecuencias sociales que se prolongarán por mucho tiempo. En Chile, el modelo económico vigente pese a las políticas sociales focalizadas, conlleva graves desigualdades sociales, desencanto juvenil, discriminación hacia los pueblos originarios y una excesiva concentración económica. Urge un nuevo modelo de desarrollo centrado en las grandes mayorías, en la defensa de las riquezas básicas como el cobre y las aguas, y la protección de la naturaleza. Salud, vivienda y educación, son temas centrales que no se resuelven con promesas. Se requiere un mayor rol del Estado y menos mercado.
Chile requiere más democracia. Los ciudadanos debemos respaldar a quienes efectivamente se comprometan a derribar la Constitución autoritaria -que ha sido modificada tantas veces y que en su esencia se mantiene igual- e iniciar un proceso destinado a que una Asamblea Constituyente defina una nueva carta fundamental. Los trabajadores deben recuperar su derecho a sindicalización automática y poder negociar colectivamente sus condiciones salariales y de trabajo con pleno derecho a huelga.
La integración latinoamericana, y tantos temas de real importancia y no lo accesorio debieran marcar la fase electoral que se avecina. De ser así, el 13 de diciembre, votar en conciencia, atendiendo a las ideas y al futuro, es un voto de audacia y una forma de luchar por utopías y comprometerse por el destino colectivo de un país hastiado de falsas promesas, frustraciones, del peso del dinero y la ambigüedad política.
Octubre 25 del 2009
Urge que los chilenos realicemos un ejercicio reflexivo y ciudadano en torno a la marcha del país al momento de elegir. En el contexto latinoamericano actual, las elecciones no resuelven necesariamente todos los problemas de una sociedad, si plantean aquellos cruciales temas que señalan hacia donde una sociedad debiera caminar.
La crisis económica que ha afectado al mundo ha tenido consecuencias sociales que se prolongarán por mucho tiempo. En Chile, el modelo económico vigente pese a las políticas sociales focalizadas, conlleva graves desigualdades sociales, desencanto juvenil, discriminación hacia los pueblos originarios y una excesiva concentración económica. Urge un nuevo modelo de desarrollo centrado en las grandes mayorías, en la defensa de las riquezas básicas como el cobre y las aguas, y la protección de la naturaleza. Salud, vivienda y educación, son temas centrales que no se resuelven con promesas. Se requiere un mayor rol del Estado y menos mercado.
Chile requiere más democracia. Los ciudadanos debemos respaldar a quienes efectivamente se comprometan a derribar la Constitución autoritaria -que ha sido modificada tantas veces y que en su esencia se mantiene igual- e iniciar un proceso destinado a que una Asamblea Constituyente defina una nueva carta fundamental. Los trabajadores deben recuperar su derecho a sindicalización automática y poder negociar colectivamente sus condiciones salariales y de trabajo con pleno derecho a huelga.
La integración latinoamericana, y tantos temas de real importancia y no lo accesorio debieran marcar la fase electoral que se avecina. De ser así, el 13 de diciembre, votar en conciencia, atendiendo a las ideas y al futuro, es un voto de audacia y una forma de luchar por utopías y comprometerse por el destino colectivo de un país hastiado de falsas promesas, frustraciones, del peso del dinero y la ambigüedad política.
Octubre 25 del 2009
Publicado en http://www.dilemas.cl/
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