La disyuntiva está planteada: Sebastián Piñera o Eduardo Frei. En ambas candidaturas se realizan cálculos, se suman votos o se restan porcentajes. El resultado será estrecho.
Por primera vez, la alianza de derecha se siente más cerca del triunfo. Desplegará toda su capacidad y poder económico y se aliará, como siempre con los grandes medios de comunicación, para convencer y vender una imagen triunfalista que le permita salir victoriosa en enero.
Por su parte, la alianza concertacionista -que ha logrado el respaldo electoral de las fuerzas que apoyaron al candidato de la izquierda, Jorge Arrate y sectores que en principio votaron por Marco Enríquez-Ominami- enfrenta un resultado incierto como consecuencia de sus propias conciliaciones con el modelo heredado de la dictadura militar.
Entre la derecha y la Concertación no han existido dos concepciones económicas contrapuestas. Todo lo cual produce una gran confusión. Tanto es así que a la ciudadanía, en general, se le hace muy difícil distinguirlas. Lo que sí ha señalado una diferencia, valorada por la gente, son algunas políticas sociales, como las pensiones para los sectores de más bajos ingresos, impulsadas en los últimos años. Pero el modelo, en lo esencial se ha mantenido.
Pero la derecha no puede hablar de cambios verdaderos, pues es ella la que creó y diseñó el modelo económico vigente que tanto alaban los empresarios. Piñera es uno de ellos, quizás el más locuaz y beneficiado por el sistema y su funcionamiento, y tras él se encuentran mayoritariamente grandes inversionistas, ejecutivos de grandes empresas y sectores de la derecha más conservadora.
A la izquierda y los sectores contrarios al modelo neoliberal, también les cabe responsabilidad en el escenario electoral que se resolverá el próximo 17 de enero. La fragmentación, las miradas nostálgicas, los debates interminables, los sectarismos y caudillismos impidieron poner en primer lugar las cuestiones que debieron unirla en su propia diversidad. Todo lo cual ha favorecido y favoreció, que la derecha recoja apoyo popular. Urge, a no dudarlo, que los sectores que aspiran a una transformación del modelo económico vigente se asuman como una corriente amplia e independiente, capaz de disputar los territorios sociales.
Lo que es cierto y urgente es que la disputa electoral será voto a voto. La disyuntiva del 17 de enero empuja, una vez más, por la fuerza de los hechos a impedir que la derecha más retardataria y conservadora obtenga el poder absoluto y total, y ésta vez con el voto.
Diciembre 27 del 2009
Publicado en www.dilemas.cl
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