13 de junio de 2011

La Polar: una "practica" inaceptable

Por segunda vez se suspendieron  las transacciones de las acciones de La Polar en la Bolsa de Comercio de Santiago, y esta vez se mantendrá la  suspensión “hasta nuevo aviso.”

La superintendencia de Valores y Seguros  (SVS) señala que la suspensión tiene como objetivo "procurar que inversionistas, accionistas y mercado en general puedan contar con la información suficiente", reconociendo que no hubo transparencia alguna.

La Polar, una tienda del retail que vende a crédito, no es una empresa cualquiera. Tiene un “volumen de casi US$ 1.400 millones en créditos de consumo” señala Álvaro Vallejos, de la Universidad Adolfo Ibáñez, lo que “posicionaría a La Polar en un cuarto lugar en ese segmento, con un tamaño similar al BBVA, de modo que su relevancia para el mercado no es desdeñable” agrega y remarca Vallejos, en una columna de opinión,  que “la cartera de créditos de La Polar representa el 70% de su activo total y genera el 60% de su margen operacional, de modo que su real giro se asimila al de un prestamista antes que a un comercio detallista”.

La Polar está en el ojo del huracán por falsear sus informes o en palabras de Vallejos “han distorsionado en forma significativa los estados financieros”.  Me pregunto: ¿Cómo podríamos llamar a quienes falsean los estados financieros?

Para distorsionar sus resultados, La Polar recurrió al expediente de repactar unilateralmente las deudas de sus clientes, aplicándoles tasas abusivas y usureras. Con estas repactaciones golpearon a los sectores más desvalidos.  Otra pregunta: ¿Cómo podríamos llamar a quienes imponen tasas de interés usureras?

Pero eso no es todo, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) tenían inversiones en acciones  y en bonos en La Polar. O sea, los recursos de los trabajadores que administran las AFP, sufrirán pérdidas. Pero ocurre que las AFP, con “su 24% de la propiedad les permitió mantener 2 miembros en un directorio que, pareciera, no empleó el cuidado y diligencia requeridos por su alta función”, señala Vallejos. Hoy nadie cree que el Directorio de La Polar, no sabía de las repactaciones usureras y de “las tergiversaciones” de  los estados financieros, pero además, en ese directorio existían representantes de las AFP. Algo más anda mal, ¿no le parece?

Pero hay más. Todas las empresas tienen auditorias internas y externas. Estas últimas, por lo general las contrata el Directorio.  Ninguna de las dos auditorias detectó las “malas prácticas”. ¿No le parece raro?  El director ejecutivo de la Fundación Chile Ciudadano, Tomás Fabres, en una entrevista a Radio Bíobío, señaló que la empresa Price Waterhouse Coopers, que realizó una auditoría externa a La Polar, es cómplice de la situación.
Para el abogado, Fabres “la empresa sin duda debe haber conocido esta situación y negoció con el directorio o con algún ejecutivo alto de la compañía para no revelar los estados financieros”.

Pero si cree, que el  escandaloso asunto llega hasta aquí,está equivocado. En el mercado operan las Clasificadoras de Riesgos. Instancias constituidas con la finalidad señalada en su denominación. Todas clasificaron a La Polar como excelente inversión. Álvaro Vallejos, cuestiona la labor de estas Clasificadoras pues,  “asignaron notas “A-” y “A” al bono colocado por la firma a fines de 2010 y estimaban que las acciones de La Polar gozaban de una muy buena combinación de solvencia y estabilidad de la rentabilidad”. Plop!!

Pero falta aún más. “Las agencias públicas, cuyos mandatos les imponen la función de prevenir, monitorear y eventualmente sancionar la conducta de los actores del mercado, fallaron gravemente en este caso”, dice el profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez.  Es decir. Ni la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), ni la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) cumplieron eficientemente su rol. El Servicio Nacional del Consumidor, SERNAC, que sabía hace tiempo de las anomalías, reaccionó tardíamente, cuando ya los reclamos amenazaban rebasar lo tolerable.

El abogado Andrés Sepúlveda, consultor de Gutiérrez & Silva Abogados,  quienes asesoraron a los accionistas minoritarios señaló en Radio Cooperativa que “yo creo que el tema lo dejaron en forma latente y nadie quiso tratar de destapar la olla”. ¿Por qué?

El escandaloso asunto llegará a tribunales, y poco a poco se conocerán detalles. Pero mientras ello ocurre…

La Polar, es la síntesis del modelo en curso. Es la expresión de cómo funciona el capitalismo en su versión neoliberal. “Las malas prácticas”, es el eufemismo con el cual se califica aquello que se descubre, pero que antes de su descubrimiento todos sabían y callaban. O nadie sabe de las colusiones de precios farmacéuticos y de transporte interurbano, o de las tasas usureras de los bancos e instituciones financieras, o de las complicidades de las clasificadoras de riesgos.

El escándalo de La Polar debería ser motivo de manifestaciones masivas. Es el lucro obtenido por el engaño. La Polar es, de una u otra manera,  una  razón  más del creciente malestar de tantos.
Un malestar que ha comenzado a movilizarse, pues  muchos cansados ya de  exceso de trabajo, tasas usureras, de precios arbitrarios, de salarios bajos y de engaños; observan al mismo tiempo, ganancias exorbitantes, concentración de la riqueza y ofrecimientos que nunca se cumplen.

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