24 de abril de 2010

Pedofilia y Poder Sagrado

Pablo Richard, teólogo chileno, escribió un interesante artículo, a propósito de las acusaciones de pedofilia al interior de la Iglesia. Richard asegura que la crisis que tales acusaciones han generado “no es una crisis temporal, que pueda ocultarse y olvidar, sino una crisis profunda de credibilidad, que puede durar muchas décadas para ser resuelta”.

Sostiene que la Iglesia se debate entre la iniquidad y la liberación. “Un hecho revelador es confrontar la actitud de la Iglesia frente a la pedofilia y la actitud radicalmente diferente de la misma Iglesia frente a la Teología de la Liberación” dice Pablo Richard y ejemplifica “por un lado, la Jerarquía fue permisiva, tolerante, legitimadora y encubridora de la pedofilia. Por otro lado, casi en el mismo tiempo, la Jerarquía de la Iglesia tuvo una vigilancia extrema de la Teología de la Liberación, que llevó a muchas condenas y medidas altamente represivas y bien publicitadas”. Tuvimos -continúa Richard en su artículo- un modelo de Iglesia donde se abusó de los niños y se los dañó profundamente en su naturaleza humana. Casi en la misma época tuvimos otro modelo de Iglesia que optó por los pobres y buscó su liberación. A la Teología de la Liberación se le exigió fidelidad irrestricta al dogma católico y obediencia al Sumo Pontífice. A la Iglesia que sufría el problema de los clérigos pedófilos se le impuso guardar silencio, ocultar los hechos, incluso en casos graves, guardar la información como “secreto pontificio”

Luego en su artículo, señala algunas leyes, estructuras y dogmas que dieron vida a la perversión y entre ellas menciona la ley del celibato obligatorio; aquella que justifica el celibato y condena la homosexualidad y la ley absoluta en Iglesia de incluir solo hombres en su jerarquía.


Pablo Richard, refiriéndose expresamente a los casos de pedofilia al interior de la Iglesia señala “es importante ver toda la realidad de la pedofilia desde sus víctimas. La Iglesia consideró hasta hace poco la pedofilia como un pecado y no como un delito. El pecado puede quedar oculto en el secreto del sacramento de la confesión, pero el delito es un crimen que debe ser llevado públicamente a los tribunales” Y luego, el teólogo chileno explica que “la Iglesia jerárquica rechazó la culpabilización de la pedofilia y ocultó al pedófilo para salvar como Iglesia su credibilidad y prestigio. La Iglesia también ocultó la criminalización de la pedofilia para evitar ser condenada y obligada a pagar una indemnización económica. Ocultar al delito y al delincuente, para salvar el prestigio de la Iglesia, es una iniquidad y una agresión contra las víctimas. Expresa también hipocresía, fariseísmo y falta de solidaridad”

El artículo mencionado se inicia con las siguientes palabras: “Al que escandalice y haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una gran piedra de molino y que lo hundieran en lo más profundo del mar” (Palabra de Jesús en Mat 18, 6 y textos paralelos: Mrc 9, 42 // Lc 17, 2)

Se puede leer completo en el siguiente enlace:

http://alainet.org/active/37609

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