20 de julio de 2010

Abróchense los cinturones

El mes de julio ha tenido una característica en lo que a la economía mundial se refiere: economistas, centros académicos y gobiernos coinciden en que la economía global se ralentizará. Es decir, crecerá menos de lo que se espera. Y todos concuerdan que la recuperación existente es débil y está llena de incertidumbres. Algunos sostienen que los riesgos de recaída han aumentado.

Economist Intelligence Unit, señala en su último informe que para el mundo desarrollado “los indicadores de tendencia sugieren que hay una desaceleración moderada en marcha” y agrega que “las condiciones serán más duras el próximo año”. Ello será más evidente, en la medida que se “desvanezcan las medidas de estímulo introducidas en muchas grandes economías”.

La mayor preocupación, según EIU, es la fuerza con que puede seguir creciendo la economía global, una vez que los factores temporales -ajuste de inventarios y estímulo fiscal- se agoten. Economist Intelligence Unit ve como negativo las recientes cifras de empleo en Estados Unidos que han sido débiles y el hecho de que “el enorme paquete de estabilización no ha logrado, hasta ahora, restaurar la confianza en los mercados de deuda de la eurozona”. Luego señala que “las esperanzas que los mercados emergentes sean los salvadores de la economía mundial lucen exageradas”. También hay señales de un crecimiento más lento en China, añade EIU.

Pese a existir un cierto nivel de acuerdo en torno al diagnóstico complejo que vive la economía global, las diferencias y desacuerdos se expresan en torno a cuál es la mejor política global para superarla. Es decir, qué medidas son mejores para afianzar la recuperación, y dejar atrás las incertidumbres existentes. Mientras muchos países se apresuran a aplicar medidas de ajuste duro para la consolidación fiscal, en otros vuelve el debate sobre la necesidad de mantener y ojalá extender los estímulos.

Nouriel Roubini, considerado uno de los economistas que anunció la crisis financiera que ya lleva tres años y en el curso de la cuál asistimos a la Gran Recesión, señala en un reciente artículo -que tituló Una Época de Dobles Caídas- que “la economía mundial, artificialmente impulsada desde la recesión de 2008-2009 por un estímulo fiscal y monetario en gran escala y rescates financieros, va camino de una profunda recesión este año, al ir desapareciendo los efectos de esas medidas”. Roubini agrega “en el mejor de los casos, afrontamos un período prolongado de crecimiento anémico y por debajo de la tendencia general en las economías avanzadas”

Roubini, retoma las letras del abecedario para graficar lo que se viene y en su artículo señala que “a medida que se evaporen las ilusorias esperanzas optimistas de una rápida recuperación en forma de V, el mundo avanzado se encontrará en el mejor de los casos en una larga recuperación en forma de U, que en algunos casos –la zona del euro y Japón– puede ser lo suficientemente larga para extenderse en una casi depresión en forma de L. Será difícil evitar la recesión con caída doble. Y termina su artículo con la sugestiva oración “Abróchense los cinturones para un viaje muy accidentado”

En lo inmediato, en los próximos días, el 23 de julio, se esperan los resultados de las pruebas de resistencia (estrés test) de las principales entidades financieras de la zona europea. Serán días de tensiones.

Joaquín Stefanía, analista económico del diario El País de España, sostiene que se esperan al menos tres aspectos de las pruebas de resistencia: que los supuestos sobre los que se han hecho sean muy exigentes, y por lo tanto fiables; que los resultados sean buenos en términos de recapitalización de los bancos y separen el grano de la paja; y saber de dónde va a salir el dinero necesario para poner en la línea de flotación a las entidades que necesiten más capital.

Entonces, con los cinturones bien abrochados esperemos llegar a la primera escala: los resultados de los test de estrés de la banca europea.

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