25 de julio de 2011

Un nuevo modelo de educación

Los estudiantes de nuestro país mantienen su movilización. El despliegue de su descontento  ha propiciado un debate real sobre la educación  y crece la convicción que enfrentamos una crisis sistémica en lo educativo. Crisis que  es expresión de una crisis en el conjunto del modelo económico, político y social.

La lógica predominante en el sistema educacional está  inscrita en el mercado, cuyo raciocinio es entender que todo es un bien que produce rentabilidad y que se sostiene en el esfuerzo individual. Muy lejos y contradictorio con aquellas premisas que entienden la educación como un derecho, que se vincula con un proyecto país y el bien común de la sociedad toda.

En los últimos días,  los estudiantes han desarrollado una serie de movilizaciones épicas. Huelgas de hambres, largas caminatas, presencia en embajadas y organismos internacionales, solidaridades con movilizaciones de otros sectores sociales.  Todo lo cual señala una disposición y generosidad digna de ser tomada en cuenta por las autoridades.

Ciertamente no es la hora del monólogo. Las autoridades no pueden hacer oídos sordos. Es equívoco  continuar con una política que invisibiliza a los secundarios y al mismo tiempo busca dividir a los sectores involucrados en las movilizaciones.  Ese camino transformó al anterior ministro de Educación en un mal interlocutor. Tampoco sirve la represión y la criminalización.

Los estudiantes tienen sólidos argumentos que bien vale la pena incorporarlas al debate. "No estamos pidiendo unos pesos más ni unos pesos menos, sino una reforma mucho más sistémica y profunda”  han señalado.  Y esas palabras reflejan la posición de todo el estudiantado secundario y universitario que se ha movilizado  por una educación pública de calidad.

Si la convicción es que la crisis del modelo educativo tiene que ver con la lógica de mercado, el problema que se plantea es cambiarlo  por uno que entienda que la educación es un derecho.

Esta vez, queda claro que los estudiantes, han aprendido que no bastan propuestas ambiguas ni sentarse a conversar sin abordar los temas de fondo. En ocasiones pasadas, ello ocurrió y el resultado  fue magro. Los estudiantes por sus dichos  y por la continuidad, masividad y creatividad de sus movilizaciones, están dispuestos a regresar a clases, con promesas que no se cumplen.

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